Tal vez no soy mucho de tradiciones, sino más bien de constancia. Una constancia lo más equilibrada posible, una constancia realista. Constancias que me hacen sentirme orgullose de mí y de las cosas que logré este año, a pesar de haber tenido COVID y varias secuelas no muy agradables.
Por ejemplo,
Comencé a leer 72 libros, de los cuales terminé 69, 5 libros más que el año pasado.
Escuché 39,231 minutos de música, 3,730 minutos más que el año pasado.
Escuché 39,231 minutos de música, 3,730 minutos más que el año pasado.
Pasé al noveno semestre de P'urhépecha y terminé el noveno de alemán.
Hubo también cierre de ciclos que me arrojaron nuevas posibilidades, como retomar viejas amistades y tener espacio mental para socializar desde otras perspectivas.
Di vida a uno de mis proyectos profesionales, en donde me ha faltado un poco de constancia, pero que poco a poco se va trasladando de los otros ciclos que ya fueron. Además, oportunidades de trabajo que no pensé estuvieran tan cercanas.
Algo que aprendí del 2021, y que espero no olvidar, es que todo puede cambiar súbitamente y muchas veces no depende de nosotres el rumbo que le damos a esos cambios, hay muchos otros factores que nos señalan los nuevos caminos a tomar.