Despiertas y caminas, te vistes no hace tanto frío como días anteriores. Terminas, bajas, desayunas. Piensas en lo que viste anoche en Facebook, mendito Facebook, te tragas tú licuado, delicioso y llenador, aunque al cabo de la segunda hora de clase morirás de hambre. MORIRÁS.
Sales de tu casa y te diriges a la escuela, otra cosa por la cual morir. Te alegras, pues te han dicho, aquella persona por la que darías todo, irá por ti después de la escuela, pues otra persona por la que cometiste una estupidez hablará contigo. Sí hablará después de haberte roto el corazón, seguir ahí como si nada, después de tantas mentiras. El caso no es ese, es que deberás sobrevivir y no hacer nada estúpido, para que al final del día puedas ver a esa persona, especial. ESPECIAL, QUE NUNCA CAMBIARÍAS.
Llegas por la parte de atrás ves a tus amigos, fumando. Te quedas con ellos, le das un toque al cigarro de una de tus
Entre pensando, divagando tus compañeros te hablan, les contestas, suena la música, el toque de entrada, el maestro entra y deja trabajo, no quieres hacerlo, quieres continuar tu cuento, pues le dijiste a tu persona especial que lo terminarías para que éste lo leyera. Mas haces tu trabajo. Termina la hora, suena la música, te levantas y te diriges al salón de Inglés. Nada especial, platicas con una de tus compañeras acerca de la persona especial, sí ella lo conoce, mas no habla maravillas de él, todo lo contrario. Tú no le crees, no crees a nadie, no confías, ya no, no en todos. Te sientes mal, pides permiso para ir al baño, estando en el baño suena la música, fin de Inglés, comienzo de 2 horas de matemáticas… EXAMEN. Fácil. Terminas, no, dejas una sin contestar y sales. Sales a fumar, pues no estás bien, tú, tal vez tu persona especial. Tus acompañantes empiezan a bromear, ríes, no quieres quedar mal, una parte de ti no quiere que quedes mal. ¿Qué más da si quedo mal ante alguien o no? Acaso vine a este mundo a complacer a los demás. Vine en busca de una persona, tal vez la encontré, tal vez no, mientras tanto, estaré con esa persona, no la abandonaré, no como las personas que lo abandonaron en el pasado. Estamos tan conectados, siento su dolor, puedo transmitirle energía si quiero. Otra vez esa música, fin de la imaginación, a concentrarte de nuevo. Otro examen, acabas 15 minutos antes de tu recreo largo, te diriges con tu libreta a la cafetería, intentas escribir, escribes dos párrafos, demasiada gente alrededor para inspirarte, muchos te preguntan “¿Qué haces?” y al responderles “Estoy escribiendo un cuento” te contestan “¿De qué se trata”. No estás de humor mas les contestas. Una amiga se acerca a ti, pues quería hablar contigo, contigo pues con nadie más puede desahogarse. Dejas que se desahogue, después le cuentas tus problemas. Sí, si a eso se le puede llamar problemas. La persona que quiere hablar contigo, no lo hace, pues está mejor con ella. Te vale, caminas, les hablas, pues debes hacer un proyecto (el cuál no harás, pues morirás), suena la música.
Siguiente clase: lógica. Divertida, una parte de ti sale y aterroriza a tus compañeros. Divagas en cómo seguir tu cuento, no puedes. Suena la música. El director dice que deben ir a la cancha. No sabes que pasará, y vas. Al llegar te das cuenta de que personas desconocidas empezarán a leer sus textos. Textos que amarás y estarás a punto de llorar, bueno tres novenas partes de ti, y lo compartes con una de las pocas amigas que tienes, o lo más cercano a una. Al terminar tienes clase de geografía, exposiciones, no quieres, pues estarás encerrada en un salón donde no verás cuando llegue. Te enojas, medio pones atención. Te vale madres todo. Escuchas la música, sales. No está. Te acercas a la puerta, está tu amiga, aquella con la te emocionabas mientras personas desconocidas leían sus textos. Lo que pasa después es demasiado rápido, volteas, lo ves. Viene cruzando la calle. Te emocionas. Lo abrazas. Y te platica su día. Se enojo en la mañana, buena conexión, todo gira entorno a él y es imposible que no lo haga. Los otros se acercan cariñosos, lo abrazas y empiezas a hacer berrinche, se regresan, te enojas. Esperas a que vuelvan a salir y los sigues, junto con tu persona especial. Hay un punto que te da risa, y sigues tu camino, mientras caminas hueles a muerte, la sientes cerca, mas no piensas de quien o de donde viene. No sabes que te busca a ti. Debes morir, morir para que esa persona no sufra, o no sienta tanto dolor (cosa que harás más tarde). Se encuentran con alguien y los acompaña hasta un punto.
Después siguen a tu casa, llegando a la esquina ves el coche de tu padre, o algo así. Te dice que si no habrá problema y le contestas que no. Entran, saluda, se sientan a ver una película (la cual no terminarás de ver) mientras lee tu cuento. Comenta la película contigo y su madre le habla, contesta, sigues viendo la película, él comienza a dibujar en la libreta donde está tu cuento. Ve la hora, debe irse. Lo acompañas a la puerta de tu casa. Y ves como se aleja. La última vez que lo verás sonreír. Regresas a terminar de ver la película sin tener idea de lo que seguirá. Comes. Llega tu madre, te encarga ir a comprar dulces, quitas la película, sabiendo quién estará y dónde sales corriendo, escuchando música, al llegar lo ves a lo lejos y de espaldas está. Sí aquel ángel que te movió por muchos meses el tapete, la saludas como si nada, pero obviamente lo saludas primero a él, pues al verlos una lágrima quiere salir de ti. A pesar de todo lo que te dijeron. Eres necia. Necesita ir a comprar unas cosas, y por masoquista vas. Más que por ella, por él, pues acaba de ver a alguien y dolió, pues lo sientes, lo sentiste. Hay un punto que comienza a llorar, quieres cruzar la avenida para no sentirte culpable, más no lo haces, pues la persona que camina a tú lado, es la persona especial, especial aunque cambie, seguirá siendo especial, nada ni nadie le quitará eso.
Comienzan a pasar muchas cosas, alguien dentro de ti quiere matar, venganza, no, sólo matar. Las personas con las que te encuentras tratan de controlarte, no lo hacen tan bien, pero algo hacen. Se marcha y su olor se queda en ti, en tu nariz. Comienzas a debilitarte. Tus acompañantes te ayudan, ayudan a que no caigas, a que no cometas una estupidez. Pero vas luchando contra ti. No puedes controlarte, debes cerrar los ojos, y respirar. No sirve, no mucho… Pasan por los dulces que se suponía debías comprar desde el principio. Regresan al punto de partida, un jardín muy famoso, Las Rosas. Uno de tus acompañantes se va, pues ha visto a algunos amigos. Te quedas con tu persona especial, pues de camino te decía que se sentía mal, veía las luces de una forma extraña, comienza a decir demasiadas cosas, pones atención, muchas no sabes que responder, te sientes prepotente quieres que deje de hablar pues comenzarás a llorar, no como lo haces cuando estás sola, pero llorarás. Lo abrazas, no hablas mucho, decide después de un buen rato despedirse de los demás que se encontraban cerca, al acercarnos se despide, pero llegan dos personas, de nuevo comienza a sentirse mal, se recarga en los cercos de la jardinera, te dice que te vayas a tu casa, lo ignoras, no, simplemente le dices “No, no me iré hasta verte arriba de tu combi” vuelves a abrazarlo, escuchas tantas cosas, cosas que sabes que le duele, decide irse, lo acompañas, van caminando y se topa con alguien que conoce, van platicando, tú vas sosteniéndolo, transmitiéndole energía, él no lo sabe. Atraviesan la avenida principal, pasando a una plaza, Plaza de Armas, mientras van caminando gente le grita a tu acompañante, los medio saluda, y llegando al final te dice que si te los encuentras, les digas que sólo no quería saludar. Cruzan, lo dejas en su combi, debes regresar, colocas tus audífonos en los oídos, pasas la calle, y te diriges a tu casa, pasando por Las Rosas para despedirte de los que estaban ahí. Llegas, te despides, tomas rumbo a tu casa, cuando llegas, no te dicen nada, subes, comienzas a escribir, no tienes ganas de nada. Ves unas tijeras, tienen filo, las utilizas, no sirven, buscas algo mejor, lo encuentras, mas no te matará.
Llega visita, debes saludar pero te pones a escribir, a escribir una última carta, la única carta escrita en tu vida, para despedirte, la tienes a la mitad, quieres tomarte un descanso, así que bajas y saludas, regresas, está conectado. Te dice que luches, que debes seguir, pero tú ya no quieres, no puedes, no sin él, sin ella tampoco. Sigues encadenada a ella, te duele. Le pides disculpas. Disculpas, porqué. No deberías hacerlo, te lastimo, de nuevo lo haces para quedar bien, deja de hacer eso, esa parte de ti debe morir, no puede afectar a tus ambiciones, no más. Terminas tu carta, te encaminas a tu cama, te acuestas, pensando que mañana vivirás. Pero no lo harás. Tu cuerpo seguirá aquí mas no tú. Y tú cuerpo que ha cometido tantos errores, hará más errores, pues ya no estás para controlarlo. Quedarás en el hoyo, y tu cuerpo también. Y como habías predicho días antes que ibas a morir o un 7 o un 9 y tu deseo se cumplió. ¡Muere feliz!
Hecho por;
Seinjyn (Freya,Sheol,Kajsubue, Oze,Naamah, Jezbeth, Lilith, Priix, Ame)
1 comentario:
OLA COMO ESTAS
OYE KE LINDO BLOG
ME ENCANTO
MUY BIEN
ECHO
ALGUN CONSEJO PARA UN NOBATO
PASATE POR EL MIO Y ME DAS TU OPINION
OK
CUIDATE
ATTE : SPARCK_DARCK
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