Lamentablemente, llegó el COVID y entre tareas y tesis, me encerré en mí para protegerme de las hostilidades familiares, específicamente una, la de mi progenitora (por miles de cosas, pero específicamente una).
Paréntesis explicativo:
Ella me sacó del clóset a los 18-19 cuando encontró conversaciones con mi mejor amigo de la secundaria hablando de mi ex novia con la que anduve mis dos últimos años de la preparatoria. Me dijo que nunca iba a ser feliz ni ser alguien en la vida al ser lesbiana - porque estigmas de drogas, promiscuidad y prostitución - y que me iba a hacer tests para ver si tenía testosterona demás en mí (o esas cosas biológicas que luego sacan de argumentos las personas), esas palabras me marcaron mucho, yo sabía en el fondo que no era verdad y luché contra otras situaciones que me pasaron en ese entonces para sacar mi carrera y soprendentemente hasta salí con Mérito Escolar.
Recientemente había estado aventando la bolita de no ser ni niña ni niño y sólo recibía mofas y comentarios como "no sabes lo que dices", tan no sé lo que digo que en mi tesis abordo esto - y recientemente recibí muchos comentarios alentadores de mis lectorxs y de mi director de tesis -.
El único espacio seguro que he tenido durante todos estos años han sido mis amistades y mi hermana, a ella no le he tenido que andar explicando cosas, lo ve, lo asimila y me acepta. Con mis amistades ha sido un poco diferente, pues he transitado por muchas etiquetas: bisexual, lesbiana, pansexual/demisexual, esto en cuanto a sexualidad, pero en identidad de género nunca me había cuestionado, pero sabía que cis no podía ser. Ya que mi energía, ahora lo sé, fluye entre masculino y femenino, mayoritariamente masculino - yo lo atribuyo a mi voz, a mi vello corporal, a mi signo solar, pero esto solo es justificar y no cuestionar -, pero en este fluir está mi neutralidad - como en otros aspectos que luego escribiré sobre esto - y ahí es donde me he encontrado más segure, más confiade, más libre.
Hoy asistí a un conversatorio con gente trans y queer/ disidente siendo la pregunta a discutir: ¿Qué significa el orgullo para mí? ¿Cómo lo vivo ahorita?
Yo contesté un poco con lo que ya redacté previamente y más que enfocarme en lo que dije palabra por palabra, ya llegando a este punto mi respuesta es:
El orgullo, hablando de la marcha, significa un lugar de reencuentro con aquellas personas con las que no convivo el día a día - y debería, pero mis ocupaciones/privilegios/prioridades me nublan y prefiero luchar internamente conmigo misme todos los días que luchar con lo que me rodea - y me llenan de energía y seguridad; a pesar de no hablar o no saber de nuestras vidas profundamente hay algo ahí que nos une: la resistencia a través de la existencia. Y también, es libertad, libertad de usar la ropa que quiera, el maquillaje o no, el pelo o no, la libertad de expresarme y ser yo sin miedo.
Este año, el orgullo fue reflexionar y, por primera vez, hablar de mis experiencias, mis dolores, mis corajes sin miedo, sentir que no robo foco a nadie, que lo merezco y son válidos todos mis sentires y contradicciones.
Sí, viví el orgullo 2020 en tristeza, melancolía y nostalgia, pero también en reflexión, coraje, valentía.
Me abrazo a mí misme y me pido perdón por fragmentar algo tan colorido en mi vida y algo por lo que vale la pena luchar: el derecho de ser yo misme.
Una persona no binaria - de género fluido-, pansexual/demisexual que le encanta leer y el conocimiento; apasionade por la lingüística, la filosofía, la literatura, la astrología/lo esotérico.
Y es algo que quería se quedara registrado aquí.
Gracias a quien llegó a leer hasta aquí.
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