sábado, 1 de agosto de 2020

El cambio viene en diferentes presentaciones y marcas

Irremediablemente todo se acaba, la tinta, los libros, el papel, el agua de la botella que llevas a todos lados, los cigarros, la comida, el sexo. Pero siempre podemos volverlo a atestar, para que siga dándote, llenando, satisfaciendo esa necesidad.
Somos reemplazables, a veces no somos indispensables, pero cuando encontramos algo que nos acomoda como cierta marca de cigarros o color de tinta y al agotarse no hay de lo mismo, nos enoja, porque queremos esa comodidad, esa familiaridad que nos costó tanto encontrar y ahora no está.
Seleccionamos la nueva marca con la esperanza que nos digan "Espere encontré el último de su especie", pero eso no sucede.
Nos habituamos a la nueva marca y "seguimos" con nuestra vida.
Entramos en un estado de nostalgia, pero nos saca cuando volvemos a encontrar nuestra marca - quizá días, semanas o años después -, es la misma, pero no lo es. 
Cambió, quizá, porque la cambiamos
Cambió, quizá, porque debía cambiar
Cambió, quizá para enseñarnos que no es malo el cambio
Y aquí se presentan varias opciones:
- Volver y aceptar esas modificaciones.
- Aceptar los cambios y continuar cambiando, dejando la posibilidad abierta a regresar - teniendo en cuenta los cambios -.
- Volver y hacer como si nada hubiese cambiado.
- No aceptar esos cambios, renegar de dichos aunque ya no se adquiera esa marca.
- No querer aceptar esos cambios y seguir viviendo en la nostalgia de que los buenos tiempos han quedado lejos.
- Aceptar los cambios, continuar cambiando sin mirar atrás más que para ver qué tanto se ha cambiado y las diferentes marcas que se han probado con una satisfacción plena de esas decisiones. 

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